Con el afán de mejorar nuestro nivel de conciencia, de pronto se hace necesario hablar de realidades tan incómodas como preocupantes. En esta ocasión, escribimos estas líneas en primer lugar, para manifestar nuestra absoluta empatía para con el desánimo que muchos residentes están viviendo al interior de sus privadas y condominios, reiterando nuestro compromiso de apoyo; y en segundo lugar, para hacer un llamado urgente a la templanza, para proteger nuestro patrimonio y nuestra calidad de vida.

Si bien la conciencia social que nos inspiró a conformarnos como Red Ciudadana contemplaba inicialmente la necesidad de unir fuerzas para proteger nuestra seguridad contra el embate del hampa, así como proteger nuestro bienestar contra el embate de la irresponsabilidad cívica y social, era difícil imaginar entonces que dichos ámbitos -Seguridad y Bienestar- pudieran ser también vulnerados por los abusos de poder de los desarrolladores inmobiliarios y las concesiones privadas de servicios, cuya voracidad, ambición, e incluso inexperiencia -en algunos casos- destruirían la ilusión y el entusiasmo con el que llegamos a vivir a Zibatá.

Observamos con mucha preocupación, como la impotencia ante el engaño, la manipulación de argumentos y el abuso de los oportunistas está crispando los ánimos en asambleas, juntas y convivencias vecinales, donde lejos de lograr acuerdos y negociaciones, se ensanchan cada vez más las brechas de fractura con violencia. La crispación ha empezado a llegar a los tribunales, donde las demandas por amenazas y daño moral están liderando la lista; y la pregunta es… ¿Hasta dónde vamos a llegar?

Sin duda, hasta donde nos lleven los más fuertes, los que hagan más músculo. Así que, ¿del lado de quién nos hemos de poner?

Hoy tenemos muy bien identificadas a las fuerzas depredadoras, y entre ellas están la indiferencia, la irresponsabilidad, la insensibilidad, la división, la apatía, la crítica, el juicio, la desinformación, la confusión, la mentira, la manipulación, la difamación y el oportunismo. Y si algo en particular las caracteriza, es que todas empiezan por provocar miopía, hasta alcanzar la terrible “ceguera blanca”, de la que ya José Saramago escribiese y describiese como un mal pandémico.

Apelamos al buen juicio de los residentes conscientes, y por supuesto, a la tolerancia y firmeza de los representantes y presidentes de condominios y privadas. Hoy, más que nunca, necesitamos de su templanza, para proseguir en la defensa de nuestro legítimo derecho a vivir con bienestar y seguridad. La Red Ciudadana de la Colonia Zibatá sigue tocando puertas, apelando también al buen juicio de las autoridades gubernamentales, para contener los abusos de poder que se han volcado sobre los zibateños, pero también entendamos que el trabajo implica procesos, y éstos a su vez, tiempo.

A los presidentes y representantes, permítannos exhortarlos a ser perseverantes y a no caer en desaliento, su trabajo es importantísimo; y a los residentes en general, permítannos conminarlos a contener su impulsividad y a colaborar constructivamente con quienes de manera valiente han aceptado lidiar con los desafíos de sus calles, privadas y condominios. Los conflictos vecinales nos hacen perder calidad de vida, y un lugar sin calidad de vida, también pierde plusvalía.

Por un Zibatá de orden y respeto, mejoremos nuestro nivel de conciencia.

Artículo publicado en febrero de 2022.

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