Si bien la Navidad es una festividad cristiana que conmemora el nacimiento de Cristo, en el mundo contemporáneo occidental representa una “Temporada” con un sinnúmero de connotaciones que varían entre: familias e individuos, según sus creencias religiosas y asociaciones emocionales; entre sectores productivos, según el objeto de su producción o servicio; y, entre culturas y sociedades, según sus tradiciones y costumbres. Sin duda, el sincretismo que la globalidad ha llevado consigo a los diferentes rincones del mundo, ha customizado, frivolizado y hasta desvirtuado el espíritu de la Navidad, dejándolo a merced del materialismo y consumismo que hoy en día nos rige.

No obstante ello, muchas entidades hacen esfuerzos cada diciembre por conminar a la gente a revalorizar el espíritu navideño, y recordar que el amor fraterno que Jesús vino a enseñar al mundo -independientemente de las religiones- es la única esperanza de la humanidad, ante un mundo cada vez más metalizado, indiferente, violento y hostil. La Red Ciudadana de la Colonia Zibatá se suma al esfuerzo de estas muchas entidades, haciendo un llamado a nuestra comunidad Zibateña, para aprovechar el receso que estas fechas nos regalan, y reflexionar al respecto.

Sin duda, la palabra “amor” se ha relativizado tanto en el tiempo y los muchos contextos que el proceso de modernización le ha impuesto a la humanidad, que difícilmente pudiéramos encontrar coincidencia en nuestras definiciones, si a la búsqueda de ellas nos diéramos tarea; pero vale la pena reparar en algunos de sus valores más representativos, para entender por qué la práctica de ellos representa la única esperanza de la humanidad en estos tiempos de crisis, no tan solo económica y política, sino social y humana.

Ciertamente, tal como señalan los estudiosos de la conducta humana, el amor no es una emoción o sentimiento, sino un estilo de vida en el que, producto de una decisión consciente, se reconoce el respeto que merece la otredad humana (el otro) por parte de mi persona. Si bien nos debemos un respeto a nosotros mismos en principio, también hemos de ser conscientes de que nuestra persona está inserta en una comunidad, y por tanto existe en función de ella: nuestra familia, nuestra comunidad vecinal, nuestra sociedad mexicana, y la sociedad humana mundial; y por tanto, el amor a nosotros mismos no tiene sentido, sin reconocer la importante existencia del otro en nuestras vidas.

Hoy nos toca vivir en Zibatá, por lo que todos somos corresponsables de la otredad zibateña, es decir, nuestra comunidad vecinal. Lo que hagamos en su beneficio, repercutirá en nuestro bienestar; y de igual manera, lo que hagamos en su perjuicio -por omisión o mala acción-, también repercutirá en nuestro malestar. Hoy más que nunca debemos estar conscientes del peligro que representan la división, la ignorancia, la anarquía, la irresponsabilidad y la inconsciencia, por lo que vaya una invitación para poner en práctica 16 valores derivados del amor, que mucho ayudarán a construir la comunidad de bienestar que con tanta ilusión, venimos a buscar:

  • ATENCIÓN versus Distracción
  • BENEVOLENCIA versus Egoísmo
  • CORTESÍA versus Aspereza
  • CAUTELA versus Impulsividad
  • COMPASIÓN versus Indiferencia
  • COLABORACIÓN versus Conformismo
  • CUIDADO versus Descuido
  • DILIGENCIA versus Pereza
  • DISCRECIÓN versus Chisme
  • DISPONIBILIDAD versus Egocentrismo
  • ENTUSIASMO versus Apatía
  • DOMINIO PROPIO versus Ira
  • ORDEN versus Caos
  • PERSEVERANCIA versus Desaliento
  • TOLERANCIA versus Prejuicio
  • VERACIDAD versus Engaño y Desinformación

Por un Zibatá de orden y respeto, mejoremos nuestro nivel de conciencia.

Artículo publicado en diciembre de 2021.

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